Princesas navideñas

Netflix es una videoteca cada vez más amplia. Se encuentra de todo, tanto películas de buena como de mala calidad. Y muchos remake simpáticos. Uno de esos es el recientemente lanzado Intercambio de Princesas, donde la recordada estrella de Hight School Musical asume la conocida historia de principe y mendigo con un toque romántico.

La cinta entretiene a niñas pequeñas con el clásico argumento de la joven sin fortuna que enamora al príncipe encantador. La historia inicia hablando de una chica con sueños que no se hicieron realidad y tras una Navidad de ensueño todo cambia. Pero hay más que eso.

Rescatables son los valores de generosidad y desprendimiento. Además muestra que los tiempos adversos no son eternos si nos preocupamos por cambiarlos. Aquí tenemos dos niños huérfanos a los que se ayuda a superar sus penas con cariño. Pero sí, el final es de cuentos de adas y si eso no les gusta... bueno, no se molesten en verla.

Anne, la huerfanita

La historia de Annie, una huerfana que no encuentra a sus padres reales pero sí unos maravillosos padres adoptivos, no es nueva. Su encantadora dulzura y su fe en un mañana prospero a pesar de las difíciles condiciones en las que le tocó vivir conquista cada vez que vuelve al teatro o las pantallas. Es una historia que no tiene pierde: entretiene, enternece, enseña. 
La nueva versión, Anne with an E, disponible en Netflix, cumple con ese objetivo. Se traslada a la década de 1890 y nos presenta una pecosa y pelirroja niña huérfana de 13 años que es enviada por error a vivir con un par de hermanos mayores a la Isla del Príncipe Eduardo. No es propiamente la obra de teatro ni tampoco la fiel adaptación de Ana de las Tejas Verdes, un libro canadiense en donde la protagonista vive muchos menos dramas de los que muestra la serie. 
Las similitudes en el caracter de la protagonista son muchas con la versión teatral, pero también hay muchas diferencias en el contexto, innovaciones del guionista que busca atacar la discriminación y el buling con dramatismo. Conceptos como el racismo y la vida oculta de los homosexuales de la época entran en escena en la segunda temporada con una visión critica a la sociedad de entonces, en donde, de paso, florece un feminismo que la niña personifica casi al estilo de Candy.

Anne es la encarnación del optimismo y de cómo, de tanto desearlo, las malas circunstancias se pueden convertir en buenas. Con sus encantos y cariño logra conquistar a la reseca madre adoptiva e imponer el amor en su sombría vida. 
Los continuos rechazos a sus "feos" pelos color naranja y su situación de huerfana no la tumban. Ella se levanta, consigue amigas en el colegio, conquista al galan de turno y vive momentos felices a pesar de las circunstancias adversas. La serie cautiva, entretiene y, de paso, enseña, cuestiona y trae temas serios al debate. Como para ver y reflexionar, separando el trigo de la paja. 

Un player como héroe

Tengo tiempo sin encontrar una cinta divertida pero con una crítica contundente al exceso del uso de los video juegos y la realidad virtual. En cartelera tenemos una que logra mucho, pero no suficiente.
La ultima cinta de Spilverg es buena, te atrapa, entretiene e incluye su moraleja. Su visión crítica del mundo es exquisita y funciona al generar rechazo y reflexión. El problema es que no es lo contundente que debiera si quieres ser consecuente con la foto inicial: ese retrato de una sociedad en donde solo se es feliz evadiendo la realidad, sumido en un mundo virtual maquinado por la industria de los video juegos.
La historia está bien contada y los personajes logrados. El universo paralelo cautivante. Pero aquello que se critica no se corrige del todo y uno sale con la sensación de que falta algo. Vale la pena verla, pero estando atentos a la reflexión. No basta solo mirar, hay que procesarla. Creo que para eso la hicieron.